Dimos por sentado
que amar es la respuesta
a todo escalofrío.
Dormir a cubierta
de piel nueva.
Rugir el hambre
entre copa y siesta.
Aplacar las iras
de todos los comienzos
con fuego de martes
que acuesta a un lunes
cualquiera.
Pero cualquiera puede
muy bien no saber
de todo lo que odiamos
por milésimas de segundo.
De cada no verso
que habló mi boca,
de tantos momentos
sin valor.
Y ahora que me busco
de nuevo en los espejos,
que pregunto en otros besos
si soy yo, o soy otra, o sigo sin
existir.
Ahora que sé que fue una gota,
puntada, trazo,
coma, atisbo de escalón,
solo recuerdo de aquel marzo
perder la cuenta del rosario
abrir deprisa esta ventana
y a golpe de escalofrío
temblar por fin.