Déjate llevar
por este viento
que atiza los rumbos
en horas hambrientas.
Será algo más
que cosechar motivos,
adiestrar los ritmos,
mesar tu voz.
Aparta las ramas
corazas, la guardia,
y olvida qué somos
mordiendo mi sed.
Pero si apenas quiebran
los retratos
que los raptos nos urjan
estas noches de verano.
Lánzate y viste
de arrojo los cuerpos
que nunca es en vano
el festín de sudor.
Cuando arreste el sueño,
este tiempo vencido
y acaricies mi espalda
para poder dormir,
no temas si siguen
soñando
nuestros libros
nuestros libros
a los pies de esta cama.